Una del Oeste (1/8)

El Western

La narración de la conquista del oeste ha tenido en el cine su mejor aliado. Las historias, ciertas o no, del pistolero, el sheriff, los forajidos, los indios, el cow-boy, los soldados,… han llenado cientos de metros de celuloide y, nos guste o no, han pasado a formar parte de nuestras vidas.

El cine del Oeste es un género centenario que tuvo su época dorada entre los años 40 y 70 del pasado siglo, cuando algunos de los que hoy nos dedicamos a las figuras éramos tiernos infantes de pantalón corto que jugaban al rescate, a indios y vaqueros, a churro, hacían carreras de chapas, disfrutaban con las canicas o corrían por los parques y … el sábado después de comer veían la película de la primera, normalmente del oeste, en blanco y negro y que no se podía grabar. ¡Sólo había dos cadenas en la televisión!  ¡Dios mío!, “pero eso es la prehistoria” que dirían mis alumnos.

En su época de esplendor se dedicaron a este género algunos de los mejores actores y directores del momento relatando la “historia” y en la mayoría de los casos la leyenda de unos personajes que vivieron al límite y que despiertan la sed de aventura. Esa sed de aventura que después intentabas emular con los amigos en la calle, con los soldaditos de plástico o con los madelman. Aún hoy, además de pintar figuras, conservo mis madelman y mis soldaditos y, cuando puedo, amplio mi colección.

            La televisión tampoco pudo escapar a la seducción del oeste y las series americanas invadieron nuestras casas. Son las series que hemos bebido todos los que hoy estamos cerca o pasamos los 40-50 años. ¿Quién de nosotros no recuerda a la familia Cartwright que vive en la Ponderosa?, los capítulos de “Bonanza” con su pegadiza sintonía nos mantenían pegados al televisor.

Aprovechando el tirón de “Bonanza” surgieron otras series ambientadas en ranchos: “El virginiano” o “El gran Chaparral” son algunas de las mejores. Fue tal la popularidad de estas series que en una época en la que el merchandising era Ciencia Ficción ya se hacían soldados, de los de indios y vaqueros, que representaban a los personajes de estas series; aún conservo algunas figuras de plástico de “Bonanza” y de “El gran Chaparral”. “¡Cuántas horas desplegando soldaditos en el suelo!, para después emular historias y batallas”.

Jugábamos con los soldaditos afinando la puntería, tirando a los del enemigo con chapas, canicas, el canuto del Bic con granitos de arroz o directamente a pedradas, ¡pero que brutos éramos!. Si tumbabas al soldado y caía boca arriba estaba herido y volvía al juego, sin embargo, cuando caía boca abajo estaba muerto y volvía al tambor de Colón a esperar otra batalla en la que tuviera más suerte y pudiera sobrevivir consiguiendo la victoria para su dueño.

También hubo producciones que relataban las peripecias de algún personaje clásico como “Daniel Boone” o de ficción, “Jim West”, un McGiver del oeste capaz de salir de las más inverosímiles situaciones. Una curiosidad, un Steve McQueen casi niño hacia sus primeras incursiones como actor en la serie “Randall, el justiciero.”

Dirigida principalmente a los niños encontramos en “Rin-tin-tín” uno de los mejores ejemplos. Las aventuras de un perro del ejército, un niño que se mete en todos los berenjenales posibles y el orondo sargento paternal que les acompaña dieron mucho juego.

Y como serie familiar para la sobremesa del domingo “La casa de la pradera” fue la reina de la TV cuando, como decíamos antes, sólo teníamos dos canales, no había vídeo, ni DVD, ni ninguna otra distracción electrónica, toda la familia se sentaba a ver las peripecias y desdichas de esta familia de colonos con tres niñas.

El western ha vivido épocas doradas, pero también ha sufrido temporadas muy bajas, es un género del que se ha abusado mucho y ha llegado un momento en que los directores, actores y guionistas buscan otros temas.

El número de westerns de los últimos años del siglo XX y principios del XXI es mucho más reducido y, aunque algunos han querido enterrar definitivamente este género, destacan algunos títulos de gran calidad que reavivan el interés por las películas del oeste. Hoy en día, con las plataformas digitales y la batalla de las series se ha reactivado el interés por el tema, se están produciendo excelentes series que están entre las más vistas actualmente.

Por mencionar algunas:

 WESTWORLD: Un parque de atracciones futurista, ambientado en el oeste, con androides de apariencia humana donde puede vivirse cualquier tipo de aventura que se nos ocurra.

HATFIELD&McCOYS: Kevin Costner es productor y actor de esta violenta historia de rivalidad entre dos familias.

GODLESS: Un referente en las series del oeste. Un cruel bandido llega a una ciudad en la que, por un accidente en la mina, han muerto todos los hombres. Las viudas harán todo lo necesario para mantener su tierra. 

DEADWOOD: Deadwood es un pueblo en el que se refugian los más despiadados bandidos, la violencia y ausencia de la Ley campan a sus anchas hasta el momento en que llegan un rico heredero y un sheriff de Montana.

HELL ON WHEELS: Los soldados yanquis son responsables de la muerte de la mujer de C. Bahannon.  Este ex confederado ahora trabaja en el ferrocarril y busca venganza.

THE SON: Eli McCullough, siendo adolescente, es raptado por los indios, con el tiempo se convertirá en el patriarca de una familia de las más poderosas de la zona. La serie narra la transformación de Eli, pasa de la inocencia a la violencia más calculadora.

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Figuras

Las figuras que acompañan esta entrada del Blog son:

  • En junio de 1998, ¡hace más de 20 años! pinté el Indio Pawne (1830). Es de resina y de la marca Pili-pili.
  • El Cowboy (1875) de Andrea miniaturas, es de metal y lo pinté en el año 2003. Lo he vuelto a pintar el año pasado para incluirlo en el Chuck wagon. En la primera ocasión fabriqué con listoncillos una fachada de una tienda de provisiones y herramientas.
  • Mi amigo Rafael Cebrián me regaló este mortadelo cowboy en resina que, después de pintarlo en mayo de 2015, coloqué delante de un dibujo de un típico pueblo del oeste.
  • El Chuck Wagon es una de las piezas más ambiciosas que he realizado. También es de Andrea Miniaturas y la conseguí terminar en agosto de 2018. Esta pieza ha sido la responsable de que me decidiera a escribir estos artículos, que se han demorado más de un año, pero que parece que, por fin, he terminado. He aprovechado esta pieza para recordar/repasar/mencionar algunas películas del oeste, relacionadas, o no, con el artículo que desarrolle.

            Los próximos títulos harán referencia al terreno, la carreta, el capataz, el vaquero, el soldado veterano, el cocinero y el aspirante a pistolero. En total, me propuse escribir 8 entradas para el blog.

En los siguientes artículos mencionaremos algunas películas relacionadas con el género Western; evidentemente no estarán todas las que son, pero si serán todas las que estén.

 Alejandro Labourdette